Años cincuenta: problemas para el tango
En la década del cincuenta ocurrieron
varios sucesos ajenos al tango que les trajeron problemas a las
orquestas e interpretes de tango, estos fueron por ejemplo:
El proceso
político- social impuso el cumplimiento de muchas leyes que estaban
sancionadas pero no se cumplían, estas protegían
los derechos del
obrero y el empleado; a ello hay que agregar la inflación
desatada, después de 1945, al fracasar la política de
estatización y el liberalismo
impuesto por
las autoridades militares que asumieron; la que consumió
las reservas y que escapó a todo control a pesar
de los esfuerzos realizados, salvo en pequeños periodos en
los que más o menos se atenuó el azote pero luego
sobre vino la caída. Esto provoco la desaparición
de los cabarets del alto y del bajo.
También comenzaron a tener éxito en
el mercado argentino músicas extranjeras, como por ejemplo
las músicas centro-americanas y el jazz, que gracias al
cine de esos años fueron introduciéndose en los
gustos del publico argentino de esos momentos, influyendo
negativamente en el tango.
No solo las músicas extranjeras causaron
problemas en el mercado del tango, también el auge del
folclore entre los años cincuenta y dos y cincuenta y
cuatro, hizo que el numero de placas vendidas de folclore supere
o iguale al numero de placas de tango vendidas en el
país.
Todo esto obligó a la mayoría de
las grandes orquestas a reducir su personal, dejando
a muchos músicos y cantores sin trabajo.
También se elimina el tango de algunos
locales tradicionales cambiándolo por otros estilos
musicales.
Todo esta situación problemática
obliga a cerrar sus puertas a lugares como Ruca, Marzzoto,
Richmond de Suipacha, Germinal, Nacional, Tango Bar, entre los
más renombrados.
Para poder
subsistir algunos directores de orquestas de tango se ven
obligados a dirigir pequeños conjuntos musicales para
ganar dinero, de igual manera los músicos que quedaron sin
empleo
tuvieron que formar pequeños grupos como
tríos, cuartetos o quintetos.
Otro elemento que trajo problemas a la escena del
tango fue la aparición de los disc-jokeys quienes pasaban
música grabada animando audiciones radiales y en ocasiones
presentaciones en vivo, en lugares como clubes, salones,
confiterías o bailes barriales, etc.
A pesar de esta problemática
situación para el tango, no disminuyeron las agrupaciones
de tango, si bien la mayoría de las grandes orquestas de
alrededor de quince integrantes se disolvieron, aumento la
cantidad de pequeños grupos musicales.
También surgió la modalidad de
mantener las grandes orquestas, para presentaciones publicas,
convocando a músicos necesitados, pero dejados en libertad
luego de que el contrato halla
finalizado y tales presentaciones estuviesen efectuadas.
Los pequeños grupos subsistentes para
permanecer en el mercado del tango y en el gusto popular
intentaron innovar, recreando viejas partituras o inventando
nuevas, lo que poco a poco los fue alejando de la
tradición y el sentir popular.
A pesar de la crisis que se vivía en el
tango, algunos cantores lograron perdurar en las orquestas,
algunos ejemplos fueron los casos de Jorge Sobral, Héctor
Mauré, Raúl Berón, Edmundo Rivero, Alberto
Marino, Roberto Goyeneche, Floreal Ruiz, Miguel Montero y Julio
Sosa, entre otros, este ultimo fue el ultimo cantor de tango que
convocó multitudes, fue considerado una de las voces
más importantes que tuvo el tango en la segunda mitad de
los años cincuenta y principios de los sesenta.
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