RELIQUIAS Y PATRIMONIO CULTURAL E HISTORICO.
Sin embargo, más diciente es aún Bodas Negras un poema de nuestro poeta Julio Flórez, llevado al acetato por Urquiza:
Las anteriores son dos de las canciones más hermosas de Armando Manzanero, compañeras inseparables de nuestros sueños de adolescentes y de juventud, los poemas populares de los años 70 hechos a la medida para enamorar… y conquistar en los tiempos cuando la espiritualidad de las chicas era más valiosa que sus atributos corporales y cuando la virginidad era un valor que se conservaba con mucho celo.
Inolvidables los poemas de Miltinho de los años, 60 y70 cuando se amanecía escuchando y cantando los boleros que nos llegaban al alma por su letra, por su música, por las historias que contaban, muchas veces convertidas en nuestras vivencias.
Eran los tiempos de la convicción juvenil que el estudio derrotaría a la pobreza personal y familiar…
Hermosa es también, una de las tantas herencias que me ha legado mi madre Rosa, el gusto por la música, y la enseñanza de canciones que aún viven en mis gratos recuerdos, como son las del mejicano Pedro Infante, uno de sus grandes ídolos.
Más, las canciones no siempre son alegres y de color rosa; ya mayor aprendí por mi cuenta: “Que Seas feliz” interpretada por muchos rancheros, pero hoy recuerdo la versión en bolero de Pedro… la aprendí al lado de otra mujer: el de la mujer amada, al de la mujer que después se enamoró de otro, y fue perdonada, pero nunca más amada, al lado de esa que “una noche tenebrosa y fría”, como la de Miguel Aceves Mejía le canté:
Después de estos recuerdos “entreverados”, como decía mi papá, traje a mi mente las vivencias de la breve estadía en Méjico, cuando me reuní con Javier Solís y pude cantar a dúo con él “Las rejas No Matan” , después de este “superinolvidable súper encuentro” compartí con los Hermanos Arriagada una de las ilusiones más hermosas que puede tener un hombre joven quien se imagina , tomado de la mano, caminando con su novia por :
Desde aquel momento en Méjico, La belleza de Nathalí,su lírica, su letra se quedó impregnada en mi mente al punto que más de 20 años después cuando tuve a mi tercera hija le di ese nombre.
Ahora, escuchando la canción, recuerdo que mi mamá siempre deseó que fuera filósofo como el tío Benjamín, y lo soy ahora, pero siempre soñé ser poeta, y lo soy, pero incógnito, para hacer poemas, por que:
Después de compartir con seis de los más grandes boleristas del
mundo, la meta para enriquecer el pentagrama de mi vida era continuar
el encuentro con algunos de los mejores, quienes todavía faltaban
en esa nota de la evocación de los recuerdos.
Daniel Santos, Orlando Contreras, Los Tres Reyes, Roberto Ledesma,
Felipe Pirela y Javier Solís ingresaron con toda propiedad a mi
pentagrama, quedando pendiente una larga lista de la cual seleccioné, no
a los mejores de los mejores, sino a aquellos cuyas canciones tuvieron
una honda significación en mis gustos musicales.
De esta manera muy inolvidable resultan:
Tonterías,
Engáñame Otra Vez,
Humillación,
Habladurías
y Empleadita,
Hermosas interpretaciones del cubano Gilberto Urquiza muy arraigadas
en el alma de nosotros los románticos amantes del bolero de los
primeros años 60 del siglo pasado.
Empleadita tiene en mi mente profundos recuerdos a través de los
cuales evoco una novia de mi hermano Rafael, la cual era eso: …una
empleadita del Almacén Tía, que funcionó desde finales de los años 50
en la Calle Primera de Badillo, local que brindó muchas posibilidades de
empleo a la chicas humildes de Cartagena, de manera especial en la
época de vacaciones escolares.
Lejos del centro histórico, allí en el Barrio Las Delicias …ese
ubicado en Las laderas del Cerro de La Popa donde muchos cartageneros y
foráneos levantaron sus viviendas en los lotes que donó el Alcalde
Vicente Martínez Martelo, allí en esas lomas interpretando a Urquiza
aprendí de mi hermano, esta hermosa y sentida canción:
“…Todo el tiempo prisionera,
tú detrás del mostrador,
y no esperas de la vida,
ni piedad ni redención.
Ay que lástima empleadita,
me da ver tu esclavitud,
al mirar que se marchita
tu adorable juventud…
Empleadita quien pudiera,
ser tu príncipe de amor”.
Sin embargo, más diciente es aún Bodas Negras un poema de nuestro poeta Julio Flórez, llevado al acetato por Urquiza:
“Oye la historia que contome
un día el viejo enterrador de la comarca,
era un amante que por suerte impía
su dulce bien le arrebató la Parca”…
“Esta tarde vi llover,
vi gente correr y no estabas tú”…
“Adoro la calle en que nos vimos,
la noche cuando nos conocimos”…
Las anteriores son dos de las canciones más hermosas de Armando Manzanero, compañeras inseparables de nuestros sueños de adolescentes y de juventud, los poemas populares de los años 70 hechos a la medida para enamorar… y conquistar en los tiempos cuando la espiritualidad de las chicas era más valiosa que sus atributos corporales y cuando la virginidad era un valor que se conservaba con mucho celo.
“Nada te prometo,
Porque nada tengo,
quiero que conozcas toda la verdad,
yo nací de pobres, así lo quiso el destino,
más también los pobres tiene derecho de amar”…
Aquí,
“En un rincón del alma ,
donde tengo la pena,
que me dejó tu adiós ,
en un rincón del alma se aburre ,
aquel poema que nuestro amor creó”…
Inolvidables los poemas de Miltinho de los años, 60 y70 cuando se amanecía escuchando y cantando los boleros que nos llegaban al alma por su letra, por su música, por las historias que contaban, muchas veces convertidas en nuestras vivencias.
Eran los tiempos de la convicción juvenil que el estudio derrotaría a la pobreza personal y familiar…
y en efecto así fue: al estudiar una digna profesión, nuestra
calidad de vida cambió de manera radical…otros muchachos de la barra ,
compañeros de mi barrio como en el tango de Gardel no continuaron el
esfuerzo por ilustrar la mente y abandonaron el camino…los menos optaron
por no estudiar y tomar un camino más difícil : la ilegalidad, sin
embargo para ellos fue el más fácil de los caminos en ese momento, allí
en ese barrio llamado La Esperanza… donde nunca la desesperanza ha
dejado de rondar y donde se aburrieron muchos poemas de amor al igual
que en las canciones hermosas y el canto del brasilero Miltinho.
Hermosa es también, una de las tantas herencias que me ha legado mi madre Rosa, el gusto por la música, y la enseñanza de canciones que aún viven en mis gratos recuerdos, como son las del mejicano Pedro Infante, uno de sus grandes ídolos.
Recuerdo con especial devoción aquella que dice así:
Sembré una flor, sin interés,
yo la sembré , para ver si era formal.
y a los tres días que la dejé de regar,
al volver ya estaba seca, ya no quiso retoñar.
Eran los años 50, bien avanzados, los tiempos de la huerta y los
jardines caseros, cuando la belleza y el aroma de la flor celestial
inspiraban a mi madre, de quien tanto repetirla la aprendí, al
estilo del Areíto de Los indios Caribes: Los adultos cantaban y los
menores aprendíamos repitiendo.
Más, las canciones no siempre son alegres y de color rosa; ya mayor aprendí por mi cuenta: “Que Seas feliz” interpretada por muchos rancheros, pero hoy recuerdo la versión en bolero de Pedro… la aprendí al lado de otra mujer: el de la mujer amada, al de la mujer que después se enamoró de otro, y fue perdonada, pero nunca más amada, al lado de esa que “una noche tenebrosa y fría”, como la de Miguel Aceves Mejía le canté:
…”Siempre podrás contar conmigo,
no importa donde estés,
si al fin que ya lo ves, quedamos como amigos,
y en vez de despedirme con reproches
y con llantos, yo que te quise tanto,
quiero que seas feliz, feliz, feliz”.
Después de estos recuerdos “entreverados”, como decía mi papá, traje a mi mente las vivencias de la breve estadía en Méjico, cuando me reuní con Javier Solís y pude cantar a dúo con él “Las rejas No Matan” , después de este “superinolvidable súper encuentro” compartí con los Hermanos Arriagada una de las ilusiones más hermosas que puede tener un hombre joven quien se imagina , tomado de la mano, caminando con su novia por :
LA Plaza Roja de Moscú, los llanos de Ucrania.
Los Campos Elíseos, París de noche…
y tomando botellas del champán de Francia.
Desde aquel momento en Méjico, La belleza de Nathalí,su lírica, su letra se quedó impregnada en mi mente al punto que más de 20 años después cuando tuve a mi tercera hija le di ese nombre.
Hoy me imagino a la rubia Nathalí de la canción tan bonita como mi
hija, pero diferente a esta, uno de mis tesoros ,con los cabellos
negros y el hermoso color moreno de su madre.
Ahora, escuchando la canción, recuerdo que mi mamá siempre deseó que fuera filósofo como el tío Benjamín, y lo soy ahora, pero siempre soñé ser poeta, y lo soy, pero incógnito, para hacer poemas, por que:
“Poema” con los Arriagada es:
…L a soledad de la alborada,
un trovador en serenata,
queriendo la luna enamorar…
Poema es…
CONTINUARÁ CON O SIN SOLUCIÓN DE CONTINUIDAD INMEDIATA…
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