La época de oro del tango
La época de 1940 al 1950 es considerada la
"época de oro del tango", por varias razones como por
ejemplo la de que fue la época en que hubo mayor cantidad
de interpretes de tango, y de músicos de gran calidad;
ninguna ciudad del mundo tubo tanta cantidad de orquestas en
activo como la ciudad de Buenos Aires en la década de
1940, en la que actuaban alrededor de 200 orquestas; se
había acabado la época de las improvisaciones y de
los músicos de oído, había muchísima
competencia y por
lo tanto a las orquestas solo ingresaban los músicos
más calificados; Hubo gran cantidad y calidad de las
composiciones, en esa época se compusieron más
tangos que en cualquiera de los años anteriores, grandes
poetas se juntaron con músicos inspirados y muy capaces, y
lograron composiciones muy prodigiosas y adelantadas a su
época; proliferaron los bailes; se le dio un gran soporte
de parte de los medios de
comunicación que le daba mucha
difusión de manera constante, por ejemplo en 1942
había alrededor de veinte radios capitalinas privadas y
treinta y siete estaciones de onda media del interior que
dedicaron sus transmisiones al tango y apenas incluían un
9,82% de música grabada; y en el cine nacional el tango
casi siempre es protagonista, etc.
En la época de oro, el tango
también se interpretaba en los más lujosos locales
nocturnos, y también se tocaba mucho en cafés
constantemente la gente por unos pocos centavos iba a tomar
café y
a escuchar el tango que allí se interpretaba, en los
cafés no se bailaba, solo se escuchaba a los diferentes
conjuntos que se iban cambiando a lo largo del día; las
orquestas tocaban alrededor de media hora y descansaban otra
media hora, este intervalo no solo permitía la
renovación del publico sino que también el cobro
del servicio. Los
conjuntos eran presentados por animadores que en algunos casos
lograron así su pasaporte a la radio, la
locución y la fama, tales son los casos de: Julio Jorge
Nelson, Roberto Gonzáles Rivero, Hernán Biancotti,
Ángel Rojas y Jorge Fontana. Otros de estos animadores
derivaron su labor al comentario especifico. El publico
escribía en servilletas los nombres de algunos temas que
querían escuchar para pedirle a la orquesta que los tocara
y el mozo le llevaba estos pedidos a los directores de en una
bandeja; Este era un recurso utilizado por los directores de
orquesta para saber cuales eran las piezas que más le
gustaban al publico, luego esas piezas pasaban a la radio y
después al disco, lo que es un sistema contrario
al actual en el que la fama de la música nace en el disco,
pasa a la radio y muere en el público.
Las confiterías en cambio eran diferentes
a los cafés, las había bailables y no bailables,
eran más amplias, estaban mejor decoradas y las orquestas
típicas compartían el lugar con conjuntos de
Jazz.
Clubes sociales y de fútbol también
organizaban veladas danzantes todos los fines de semana en las
que también se presentaban las Orquestas
Típicas.
Pero los verdaderos pilares para los conjuntos de
tango fueron los cabarets, que estaban ubicados en su
mayoría en el centro de Buenos Aires, estos contaban con
una clientela fija e hicieron que muchas figuras puedan
trascender.
Para el año 1943 los precios de las
entradas para la presentación de una Orquesta de tango
eran de alrededor de $2 para los invitados y de $0,50 para las
damas.
Los clubes competían con los teatros
céntricos como el Teatro Maipo, el Teatro Avellaneda, el
Teatro Politeama y el Teatro Blanca Podestá antiguamente
llamado Teatro Smart, que también abrían sus
puertas y retiraban sus butacas para brindar un espacio para
bailar y organizaban concursos carnavalescos. Tenia tanto auge el
tema que diarios como El Mundo llegaban a publicar seis
páginas con avisos referidos a las fiestas de
carnaval.
El nivel de grabaciones lanzadas al mercado por las
distintas casas grabadoras, superaba como promedio los tres
discos diarios. Hubo un importante incremento en las ventas de
discos, donde despegaron compitiendo Odeon y Victor. Cuando un
artista grababa un éxito inmediatamente el otro
salía con el mismo tema a la venta. La
discográfica se convirtió en una importante
industria
nacional. En las casas vendedoras de discos, la juventud
podía llegar a pasar dos o tres horas escuchando discos en
las cabinas preparadas al efecto.
Se dice sin exagerar, en esa época el
tango se podía escuchar en cualquier esquina de la ciudad
de Buenos Aires.
Todo este gran auge del tango durante esta
época es lo que hace que se la reconozca como la "edad
dorada del tango"
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